Hamilton, una revolución en su genero





¿Cómo un bastardo, huérfano, hijo de una prostituta y un escocés, dejado en medio de un lugar abandonado en el caribe, empobrecido en la miseria, crece para convertirse en un héroe y un erudito? Así empieza una de los musicales más emblemáticos de la década: Hamilton, que con su estilo musical que combina de forma esplendida el hip hop y opera, ha enamorado a casi todo lo estados unidos. 
Hamilton nos relata la historia de Alexander Hamilton el primer secretario del tesoro de los Estados unidos de américa; la crónica de como un Hombre que va a nueva york en busca de nuevas oportunidades, su perspectiva sobre la independencia y consagración de américa. Cantando y actuando una bella y trágica aventura con la que más de uno se siente identificado, garantizándole al musical un éxito masivo en poco tiempo.


El musical Hamilton es un canto a este mito nacional pero el canto es a través de una invocación muy efectiva del pluralismo multicultural/multiétnico y con ritmo de hip-hop. Con ese perfil, la obra Hamilton tiene todas las de ganar en el mercado para musicales de EE.UU., aparte de sus grandes méritos artísticos. Y más todavía en EE.UU., cuyo nacionalismo es un nacionalismo banal, invisible para ellos mismos, pero es tan potente y monolítico ese nacionalismo que está en todos los lados y permea toda la vida cotidiana, y todos lo tienen internalizado (Billig 1995).

Desde cierto punto de vista, 'Hamilton' es el producto cultural más genuinamente norteamericano que se nos pueda ocurrir, la síntesis de todas sus grandes contibuciones al mundo moderno: el teatro musical, el hip-hop, el sueño americano, la democracia. Pero, sobre todo, el mestizaje cultural, algo que (pese a lo que digan las gorras de Donald Trump) sigue siendo la piedra sobre la que se levantó una nación. Hamilton era, al igual que Miranda, un inmigrante que inspiró a todo un pueblo de iguales. Es más: la propia obra habla de las complejidades inherentes a formar una unión a través de elementos dispares.



Varios profesores de instituto están aprovechando el fenómeno de las Cabinet rap battles (Padres Fundadores comportándose como en una pelea de gallos) para acercar la Historia a sus alumnos. Fue una de las obsesiones de Miranda: un elenco multirracial que te hiciera olvidar lo que sabías de estos tipos al verlos vivos y coleando en el escenario. Se trata de reconceptualizar los orígenes de Norteamérica a partir de la sociedad contemporánea, de aplicar una mirada actual al pasado. Los productores se aseguran de que los estudiantes reciban descuentos y facilidades para acceder a las funciones: 'Hamilton' está creando history buffs como si no hubiera un mañana.

Aunque personalmente muchos reconocen, admiran y aman la canción que canta Angelica Schuyler en la que confesa sus verdaderos sentimientos por Hamilton. Sin duda una obra de arte que merece ser escuchada. 



El autor de esta joya musical -tanto de la música, como de las letras y el guión- es Lin-Manuel Miranda, dramaturgo, compositor y actor nacido en Brooklyn en 1980 y de origen portorriqueño. Ya alcanzó un relativo éxito con su primer musical "In the Heights" pero es "Hamilton" la obra que le ha convertido en una estrella. El guión está inspirado en la biografía escrita por Ron Chernow.
Se dice que "Hamilton" puede causar una revolución similar a la que en 1943 provocó "Oklahoma", cuando Richard Rodgers y Oscar Hammerstein introdujeron novedades que cambiaron para siempre el musical americano. "Hamilton" supone también una originalísima manera de explicar la historia de Estados Unidos a los jóvenes norteamericanos, hasta el punto de que se está convirtiendo en actividad obligada para los colegios de todo el país. ¿Y si nosotros los españoles hiciéramos algo parecido con nuestra historia? Por ejemplo, un musical sobre Cristóbal Colón o sobre la gesta de Juan Sebastián Elcano.

Por ultimo les dejo con una de mis canciones favoritas, Non-Stop, donde nos explica brevemente los inicios de Hamilton en la política y como se relaciona con los personas a su alrededor, involucrándose en un camino de éxito y sacrificios, un chance que no desperdiciara. 



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